Tras perder a sus padres, Valeria fue vendida a la Casa del General para sanar a su hijo Sebastián, al borde de la muerte. Al tomar su mano, él se recuperó milagrosamente. Con su don de escuchar a los animales, Valeria resolvió problemas de salud y dinero, y trajo suerte a la familia. Adoptada por el General, su vida cambió para siempre.